Imaginemos Internet como un espacio en el que se conforman cuatro grandes entornos de interacción:
Google: El de “toda la vida”, domina el buscador clásico. Ese de las páginas publicadas con ánimo de permanencia, donde se mezclan ya los sitios web con los blogs, foros y medios. Espacio de consulta, donde importa el valor del archivo y manda la información textual.
YouTube: El mundo del streaming… La nueva forma de consumo de televisión, a la carta, por Internet, a través del móvil… con sus características peculiares de producción y recepción. Espacio de disfrute, donde triunfa la creatividad y se imponen las experiencias reales.
Twitter: El entorno sublimado por las publicaciones breves y actuales de comunicación interpersonal. Terreno abonado para la difusión de noticias. Cancha abierta para la inteligencia colectiva. Espacio de intercambio, donde se valoran los enlaces, apremia la síntesis y sobresale lo cotidiano.
Red Social: En la frontera difusa de lo público y lo privado, Facebook / XING / LinkedIn simboliza el auge de un entorno basado en la formación de perfiles/grupos/interactuación. Todo un fenómenos de psicología social. Espacio de conexión, en el que prima los intereses, aficiones y valores compartidos, profesionales, humanos, personales.
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